domingo, 29 de diciembre de 2019

La Disputa humanística

Siempre hemos hablado de la importancia que presentaron las 900 Tesis para Pico della Mirandola. Pero, ¿qué fueron las 900 Tesis? Estas no solo son conocidas por dicho nombre, sino que también lo son por el de 900 Tesis de omni re scibili (900 Tesis sobre todo el saber) o, Conclusiones philosophicae, cabalisticae et theologicae nongentae in omni genere scientiarium (Novecientas conclusiones filosóficas, cabalísticas y teológicas en todo género de saberes).

Este joven propuso a sus contemporáneos, una disputa con el fin de discutir sus famosas Tesis públicamente. A los 24 años estaba dispuesto a defender 400 conclusiones de diversos autores: escolásticos, árabes, de Platón, Aristóteles, de los neoplatónicos, pitagóricos, caldeos… y, además de esto, 47 conclusiones cabalísticas. A estas 400 tesis ajenas, añadió 500 propias (secundum opinionem propiam) todas relacionadas con la rama del saber. El contenido de la Disputa, pretendía recopilar todos los conocimientos habidos hasta el momento.


Retrato de Giovanni Pico della Mirandola. [Pintura de autor desconocido].

El papa Inocencio VIII, impugnó 13 de las proposiciones al principio. No obstante, este terminó por condenar el proyecto completo, para así evitar una confrontación mayor.

La Disputa, dice mucho de la intelectualidad del autor, y por su mismo planteamiento –con cierta dosis de eclecticismo y casi rozando el peligroso argumento de la diversidad de las escuelas-, manifiesta, claramente, que está imbuido por el ambiente precartesiano. Mostrando, en primer lugar, a un hombre de carácter abierto, amante de la verdad por encima de todo y de amplios conocimientos filosóficos (desde la sabiduría oriental hasta la cumbre de la escolástica). Por consiguiente, un hombre de su tiempo, prototipo del humanismo renacentista e incansable buscador de los signos que ha ido dejando la humanidad.

Dios Padre. [Pintura de Rafael Sanzio].

Por otro lado, de este proyecto llama la atención la convicción que Pico presenta sobre el origen de la filosofía griega, pues este considera a Zoroastro y a Orfeo padres y fundadores de la filosofía antigua.
Asimismo, el autor de la Disputa, no disimula su apego al pensamiento neoplatónico. Esto es visible en la Oración preliminar, donde propone el itinerario para llegar a la perfección del hombre, según el modelo de la vida angélica en tres momentos: la filosofía moral, la dialéctica y la filosofía natural, que calmarán, la una: “las tropelías de una razón nutrida de incoherencias verbales” y la otra: “las discordias de la opinión”; por último, la Teología nos otorga el verdadero sosiego y la paz firme, de este modo:

“Después de haber lanzado (el alma), por virtud de la moral y la dialéctica, todas sus inmundicias, tras haberse embellecido con las diversas partes de la filosofía como con un atuendo de corte, y haber coronado los dinteles de las puertas con guirnaldas de la Teología, descienda el Rey de la gloria, quien, viniendo con el Padre, ponga en ella su morada”. [Oratio de hominis dignitate, p. 114].

Tampoco oculta Pico su dosis de misticismo, como muestra en su visión sobre la felicidad plena del hombre:

 “Convertidos en encendidos Serafines, fuera de nosotros, seremos Aquel mismo que nos hizo”. [Ibid., p. 116].

Finalmente, uno de los objetivos de la Disputa, era lograr la deseada conciliación entre Platón y Aristóteles pero, el proyecto del Conde de la Concordia, se quedó en eso, en un mero intento. En un proyecto de concordia no solo entre los dos pensadores griegos, sino también entre Tomás de Aquino y Escoto, y entre Averroes y Avicena. Por ello, Marsilio Ficino, acabó llamándolo, “Dux Concordiae”.


Detalle de La Escuela de Atenas. [Freco de Rafael Sanzio].

“Hay quienes no aprueban todo este género de disputas y de debatir en público temas doctrinales, afirmando que es más para la pompa vana del ingenio y la ostentación del saber que para el aumento del conocimiento. También hay quienes, sin reprobar este género de ejercicios, de ninguna manera lo aprueban en mí; que yo a mi edad, a mis veinticuatro años, haya osado proponer tal Disputa sobre altísimos misterios de la Teología cristiana, sobre pasajes profundísimos de la Filosofía, de disciplinas desconocidas, y esti en una celebérrima Urbe, ante una lucidísima asamblea de doctísimos varones, a la vista del senado apostólico. Otros todavía, concediéndome esto, que baje la Disputa, no acceden a que abarque las novecientas cuestiones, incriminándome, tanto la superficialidad y ambición, como el emprender lo superior a mis fuerzas” [Ibid., p.122].

Bibliografía

Della Mirandola, P. (1982). Conclusiones mágicas y cabalísticas. Bacerlona, España: Ediciones Obelisco.

Goñi Zubieta, C. (1996). Pico della Mirandola (1463-1494). Madrid, España: Ediciones del Orto.

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