domingo, 5 de enero de 2020

¿Un cuarto mundo?

No solo existe un mundo para Pico, pero tampoco existen dos. Para él, existen cuatro. Esta visión la hereda de la cosmología neoplatónica que, mantiene el esquema circular. Es decir, las criaturas que nacen de su creador, retornan a él. El primer estado es; por tanto, la unión con Dios, el segundo; el de salida, el tercero; el de vuelta y el cuarto; el de la feliz reunión.


 Hombre mirando al espacio exterior. [Pintura de Camille Flammarion].

Al igual que sucede con los números que, cuanto más se alejan de la unidad más aumenta su multiplicidad, lo mismo ocurre con las criaturas cuando se alejan de su creador, que cada vez son más imperfectas. Este alejamiento queda, por consiguiente, desglosado en tres mundos: el mundo inteligible o angélico, como primera hipóstasis del Uno, el mundo celeste de los astros, y el mundo terrestre o sublunar de las cosas materiales. En este tercero, es donde habita el ser humano, cuya realidad le hace formar el cuarto mundo. Estas escalas, terminan por ordenarse de mayor a menor perfección. De este modo, como el hombre pertenece al mundo más alejado es, como consecuencia, el que hace retornar todo al Uno.

El hombre es el mediador de todo lo creado, pues este tiene el puesto central entre Dios y el universo. El hombre comparte con su creador lo que Pico denomina “mutua continentia mundorum” Dios por ser principio y fin de todo y el hombre por ser “príncipe cabeza” del universo espiritual y material, contiene en sí los tres mundos. Así es como se debe de entender al hombre: como microcosmos y ser radicalmente libre.

El hombre de Vitruvio. [Dibujo de Leonardo da Vinci].

En el Renacimiento, la idea del hombre como microcosmos se convierte en un lugar común. Sin embargo, la profundidad que le otorga Pico al concepto de libertad al conjugarlo con su visión cosmológica, trasciende todo lo material de su época. El hombre es un universo en pequeño porque, el universo es un hombre en grande, el cuarto mundo que es el hombre, es donde se encierran los otros tres. Esta visión dinamista del universo, sitúa al Conde de la Concordia en los orígenes del pensamiento presocrático.

René Descartes. [Retrato de Fran Hals].

Entonces, no parecería exagerado si se considera al hombre como un “dios terreno” dada su función mediadora, pues la capacidad que tiene el hombre para amar le coloca en un puesto privilegiado en el cosmos. Porque el amor, como el Eros platónico, produce el movimiento del conocimiento y consuma la unión con Dios. Este esquema mirandoliano del conocimiento, movido por el amor, también es heredado del neoplatonismo.  

En el conocimiento humano, son conocidos tres grados: sensus, ratio e intellectus. Gracias a este último, el espíritu acaba por conocerse a sí mismo y conociéndose a sí mismo, logra conocer todo lo demás. En esta afirmación se observa claramente, que Pico bebe de la teoría de la iluminación agustiniana. No obstante, él siempre va más allá, pues si el conocimiento del mundo se da entonces a través de la autociencia, no es descabellado pensar en un antecedente de Descartes.

Estamos, por tanto, ante las puertas de la modernidad y Pico se encuentra en el umbral. El antropocentrismo que comparte con sus coetáneos, derivará en lo que posteriormente conocemos como: cogito, ergo sum.

Bibliografía

Goñi Zubieta, C. (1996). Pico della Mirandola (1463-1494). Madrid, España: Ediciones del Orto.

miércoles, 1 de enero de 2020

El amor es más simple que recíproco

Según Stéphane Toussaint, Marsilio Ficino y Pico della Mirandola, mantuvieron siempre una relación "cordial y afectuosa". No obstante, nuestro protagonista no tuvo ningún reparo en refutar a su maestro, en el Commento alla Canzone d'amore, lo que este había escrito anteriormente en su obra De amore, sobre la reciprocidad amorosa. Tema que ya había sido tratado anteriormente por Platón y Sócrates. 

Ficino, defiende lo que Sócrates; el "deber" de amar a quien nos ama. Esta exigencia parece ser necesaria para el autor que, muestra en su obra dos elementos fundamentales: uno, que el amar conlleva la muerte del amado y dos, que la muerte es una equivalencia entre el "ser" y la "operación". Es decir, quien ama entrega su pensamiento al amado y por lo tanto, no está operando para sí. Por lo que si el ser está en la operación, quiere decir que el amante vive en el amado.


Amor sacro y amor profano. [Pintura de Tiziano].

Ciertamente hay una justísima venganza en el amor mutuo. Al homicida se le castiga con la muerte, y ¿quién negará que el amado es un homicida, al separar el alma del amante? Y ¿quién negará morir igualmente él mismo cuando también ama al amante? Esta restitución es obligada, cuando éste a aquél y aquél a éste da en pago el alma que aceptó. Amándose, uno al otro le da la suya y correspondiendo al amor devuelve la ajena por medio de la suya. Por esto, con justicia debe corresponder en el amor cualquiera que es amado [Ficino, De Amore, 44].

Sin embargo, esta acepción no es tan simple, pues Ficino distingue entre dos tipos de amor, al igual que posteriormente, hará nuestro autor: el amor simple (en el que el amado no ama al amante y por ende, este está muerto) y el amor mutuo o recíproco (que sucede cuando los dos amados se completan con mutua benevolencia y por consiguiente, el amante vive en el amado, produciéndose una sola muerte y dos resurrecciones).

Y esto también parece admirable. Pues si yo, después de que me perdí a mí mismo, por ti me rescato, gracias a ti me poseo; y si por ti me poseo, te tengo antes y más a ti que a mí mismo, y estoy más cerca de ti que de mí, puesto que yo no me adhiero a mí mismo, sino por ti como intermediario. Y en esto la fuerza de Cupido difiere de la violencia de Marte. Pues ciertamente el amor y el poder son diferentes. Un emperador posee por sí mismo a otros. Y el amante se apodera de sí mismo por otro, y cada uno de los amantes se aleja de sí mismo y se acerca al otro, y muertos en sí, resucitan en el otro. En el amor recíproco hay una sola muerte y dos resurrecciones [Ficino, De Amore, 43].


Romeo y Julieta. [Pintura de Frank Dicksee].

Para Pico esto es bien distinto, y es por ello que se atreve a criticar a su maestro. Lo más importante para nuestro autor, es diferenciar los diversos significados que presenta la palabra "amor". Su acercamiento a dicho tema se produce mediante un método logístico, el cual es imprescindible para tratar los asuntos filosóficos. 

El amor, en su sentido más amplio, es la inclinación de la virtud desiderativa hacia aquello que se le presenta con aspecto de bueno. Por tanto, como existen varias clases de bienes, deben existir varias clases de amor. Pico subraya la diferenciación entre el amor de amistad y el amor propiamente dicho, el primero, debe de ser recíproco, sin embargo, el segundo, no tiene por qué serlo. 

Igualmente, el amor que se llama amistad tiene propiedades opuestas a nuestro amor. En la amistad siempre es necesaria la reciprocidad, como Platón lo dice en muchos lugares, esto es que un amigo por el mismo modo y por la misma causa ame al otro. Así e converso, como dice Platón en muchos lados, esto no es necesario en nuestro amor porque el que ama puede no ser bello y consecuentemente no apto para mover al amigo al deseo mutuo de su belleza. Puedes entonces considerar, lector, cuántos errores en la primera parte de su comentario comete nuestro Marsilio confundiendo todo, sólo por este principio, y pervirtiendo lo que dice de amor. Aunque, además de esto, en todas las partes de este tratado había cometido errores en todas las materias, como creo que manifestaré en el proceso [Pico della Mirandola, Commento, II, 2].


Un concierto. [Pintura de Lorenzo Costa, el Viejo].

¿Qué sucedió entonces?, ¿Por qué siendo Ficino maestro de Pico, fueron distintas sus posiciones? Muy sencillo. El eje de la cuestión está en la metodología de lectura que ambos suscriben. Esto quiere decir que Ficino, leyó a Platón desde la tradición neoplatónica, incorporando órdenes ajenos al discurso, mientras que Pico, se basó en el método aristotélico-escolástico, en el cual prima la lógica que ordena y distingue los términos. Por este motivo, ambos hallaron un punto de confrontación entre sus postulados teóricos. 

Bibliografía

Rodríguez, T. (2015). Una disputa sobre la amistad: Ficino y Pico. Medievalia, 47, pp. 89-94. Recuperado de https://revistas-filologicas.unam.mx/medievalia/index.php/mv/article/view/309/335

domingo, 29 de diciembre de 2019

La Disputa humanística

Siempre hemos hablado de la importancia que presentaron las 900 Tesis para Pico della Mirandola. Pero, ¿qué fueron las 900 Tesis? Estas no solo son conocidas por dicho nombre, sino que también lo son por el de 900 Tesis de omni re scibili (900 Tesis sobre todo el saber) o, Conclusiones philosophicae, cabalisticae et theologicae nongentae in omni genere scientiarium (Novecientas conclusiones filosóficas, cabalísticas y teológicas en todo género de saberes).

Este joven propuso a sus contemporáneos, una disputa con el fin de discutir sus famosas Tesis públicamente. A los 24 años estaba dispuesto a defender 400 conclusiones de diversos autores: escolásticos, árabes, de Platón, Aristóteles, de los neoplatónicos, pitagóricos, caldeos… y, además de esto, 47 conclusiones cabalísticas. A estas 400 tesis ajenas, añadió 500 propias (secundum opinionem propiam) todas relacionadas con la rama del saber. El contenido de la Disputa, pretendía recopilar todos los conocimientos habidos hasta el momento.


Retrato de Giovanni Pico della Mirandola. [Pintura de autor desconocido].

El papa Inocencio VIII, impugnó 13 de las proposiciones al principio. No obstante, este terminó por condenar el proyecto completo, para así evitar una confrontación mayor.

La Disputa, dice mucho de la intelectualidad del autor, y por su mismo planteamiento –con cierta dosis de eclecticismo y casi rozando el peligroso argumento de la diversidad de las escuelas-, manifiesta, claramente, que está imbuido por el ambiente precartesiano. Mostrando, en primer lugar, a un hombre de carácter abierto, amante de la verdad por encima de todo y de amplios conocimientos filosóficos (desde la sabiduría oriental hasta la cumbre de la escolástica). Por consiguiente, un hombre de su tiempo, prototipo del humanismo renacentista e incansable buscador de los signos que ha ido dejando la humanidad.

Dios Padre. [Pintura de Rafael Sanzio].

Por otro lado, de este proyecto llama la atención la convicción que Pico presenta sobre el origen de la filosofía griega, pues este considera a Zoroastro y a Orfeo padres y fundadores de la filosofía antigua.
Asimismo, el autor de la Disputa, no disimula su apego al pensamiento neoplatónico. Esto es visible en la Oración preliminar, donde propone el itinerario para llegar a la perfección del hombre, según el modelo de la vida angélica en tres momentos: la filosofía moral, la dialéctica y la filosofía natural, que calmarán, la una: “las tropelías de una razón nutrida de incoherencias verbales” y la otra: “las discordias de la opinión”; por último, la Teología nos otorga el verdadero sosiego y la paz firme, de este modo:

“Después de haber lanzado (el alma), por virtud de la moral y la dialéctica, todas sus inmundicias, tras haberse embellecido con las diversas partes de la filosofía como con un atuendo de corte, y haber coronado los dinteles de las puertas con guirnaldas de la Teología, descienda el Rey de la gloria, quien, viniendo con el Padre, ponga en ella su morada”. [Oratio de hominis dignitate, p. 114].

Tampoco oculta Pico su dosis de misticismo, como muestra en su visión sobre la felicidad plena del hombre:

 “Convertidos en encendidos Serafines, fuera de nosotros, seremos Aquel mismo que nos hizo”. [Ibid., p. 116].

Finalmente, uno de los objetivos de la Disputa, era lograr la deseada conciliación entre Platón y Aristóteles pero, el proyecto del Conde de la Concordia, se quedó en eso, en un mero intento. En un proyecto de concordia no solo entre los dos pensadores griegos, sino también entre Tomás de Aquino y Escoto, y entre Averroes y Avicena. Por ello, Marsilio Ficino, acabó llamándolo, “Dux Concordiae”.


Detalle de La Escuela de Atenas. [Freco de Rafael Sanzio].

“Hay quienes no aprueban todo este género de disputas y de debatir en público temas doctrinales, afirmando que es más para la pompa vana del ingenio y la ostentación del saber que para el aumento del conocimiento. También hay quienes, sin reprobar este género de ejercicios, de ninguna manera lo aprueban en mí; que yo a mi edad, a mis veinticuatro años, haya osado proponer tal Disputa sobre altísimos misterios de la Teología cristiana, sobre pasajes profundísimos de la Filosofía, de disciplinas desconocidas, y esti en una celebérrima Urbe, ante una lucidísima asamblea de doctísimos varones, a la vista del senado apostólico. Otros todavía, concediéndome esto, que baje la Disputa, no acceden a que abarque las novecientas cuestiones, incriminándome, tanto la superficialidad y ambición, como el emprender lo superior a mis fuerzas” [Ibid., p.122].

Bibliografía

Della Mirandola, P. (1982). Conclusiones mágicas y cabalísticas. Bacerlona, España: Ediciones Obelisco.

Goñi Zubieta, C. (1996). Pico della Mirandola (1463-1494). Madrid, España: Ediciones del Orto.

miércoles, 25 de diciembre de 2019

El Humanismo mágico

Cuando la Academia de Platón fue refundada por Cosimo d’Medicci, Marsilio Ficino, tutor de Pico, fue nombrado director. Este se encargó de traducir del latín la obra completa de Platón y los neoplatónicos con un claro fin: encontrar una síntesis entre el platonismo y el cristianismo. La traducción vio la luz en 1484, pasando a ser conocida como Corpus Hermeticum.

Ficino y Pico asimilaron el hermeticismo, junto al neoplatonismo y la magia natural. La magia, era un elemento común de la sociedad y sus asunciones eran; por tanto, similares. En el Renacimiento, se distinguió entre dos tipos de magia: la espiritual y la natural. En la espiritual, el mago prevalecía frente a los espíritus buenos o malos; blancos o negros, a la hora de poner en marcha sus poderes ocultos. En la magia natural, el mago trataba de detectar correspondencias y señales del mundo natural. Los humanistas del Renacimiento, se distanciaron de la magia espiritual, puesto que esta solía polemizar con la Iglesia. Por ello, se centraron en una versión dignificada de la magia natural.


 Hermes Trismegisto. [Representación de Stolcius Von Stolcenbeerg].

Los magos asumían que los poderes estaban ocultos. No obstante, estos podían descubrirse y, por tanto, controlarse, gracias al mago que tenía “visiones especiales” dada su preparación espiritual y práctica. Escribe Pico della Mirandola en una de sus célebres Conclusiones:

“Lo que el mago hace con su técnica, la naturaleza lo ejecuta naturalmente al hacer al hombre”.


Detalle de Zacarías en el templo. [Fresco de Domenico Ghirlandaio].

El hombre, en suma, en cuanto faber, parece tener una vocación natural por la magia, pero, sin dejar las Conclusiones, Pico observa que no existe ni en los cielos ni en la tierra, potencia que el mago no pueda poner en ejecución. La magia, que celebra las bodas del cielo y de la tierra, está para nuestro protagonista, también ligada a la astrología:

“Inventaron que de los astros depende la suerte de todos, pero sobre todo de los príncipes: hijos, vida, poder, victorias, salud. Decían que, habiendo estudiado largamente el movimiento y la naturaleza de los astros, conocían con claridad el porvenir, el bueno y el pesaroso. Afirmaban poseer remedios para alejar las desgracias previstas y medios para volver más seguras las contingencias felices. Aseveraban que, si se observaba una hora feliz, podían componer con materias particulares imágenes semejantes a las naturalezas celestes, mediante maravillosos artificios que atrajeran la virtud de los astros, volviendo felices y poderosos a los hombres, y tan satisfechos de sus deseos, de esta suerte, con tal de que llevasen consigo tales imágenes”.

Pero, ¿cómo influyó este movimiento místico al Humanismo?; más aún en concreto, ¿al desarrollo científico? Existen diversas teorías y es que, los historiadores de raíz positivista vieron en este movimiento, un retroceso de la ciencia moderna. No obstante, los no positivistas como, Lynn Thordike, demostraron que la tradición mágica, gracias a su visión utilitarista del mundo en contraposición a la visión contemplativa de los filósofos, generó el método experimental.


Magia Naturalis. [Grabado de Giambattista della Porta].

Asimismo, Walter Pagel escribió una serie de artículos sobre los que evidenció, que las tradiciones mágicas, dieron forma al trabajo de Paracelso y Jean-Baptiste van Helmont. De ahí, ciertas ideas herméticas y neoplatónicas pasarían a la química y la mineralogía, resurgiendo en el siglo XVIII con la Naturphilosophie. Sin embargo, la reivindicación más destacada sobre este hermeticismo, fue la desarrollada por Frances Yates en 1964. En la que afirmó que el hermeticismo no habría solo influido en ciertos métodos concretos, sino que más bien habría sido una de las causas fundamentales de la Revolución Científica.


El conjurador. [Pintura de Hieronymus Bosch].

Otros historiadores pusieron de relieve, el hecho de que Isaac Newton, trabajase durante años en la alquimia y otras disciplinas herméticas, incluida la búsqueda de la Prisca Theologia, donde posiblemente encontraría la base de sus ideas de atracción y repulsión, consideradas, tradicionalmente, como propiedades ocultas.

Hoy día, son pocos los historiadores que consideran que este movimiento, pudo tener cierta o total relevancia en la Revolución Científica. No obstante, lo que sí parece evidente, es que la magia, tuvo un gran impacto en el mundo humanístico.

Bibliografía

Garin, E. (1981). El Zodiaco de la Vida. La polémica astrológica del Trescientos al Quinientos. Barcelona, España: Ediciones Península. 

domingo, 22 de diciembre de 2019

Oración a la dignidad del hombre

Oratio de Hominis dignitate, es el preludio a las 900 tesis. Este contiene todo el pensamiento de una época, que gravita en torno a dos temas principales: la consideración del hombre como centro del universo creado y la búsqueda de la concordia del pensamiento. No obstante, hay quienes piensan que esta obra, más que un cántico a la libertad del hombre, es un cántico a la dignidad filosófica (Graven 1984). Sin embargo, esta obra presenta, por tanto, una oda a la libertad y a las dignidades humanas, representando un “humanismo de la libertad”. Por todo ello, no es exagerado pensar que, el Oratio de Hominis Dignitate, es el verdadero manifiesto del Renacimiento.

El antecedente más próximo a la obra de Pico, podría ser el De dignitate et excellentia hominis, (Sobre la dignidad y excelencia del hombre), de Gianozzo Manetti, publicado en 1452, donde este opone el mundo de la naturaleza al mundo del espíritu, lo que podría resultar ser un presagio de la ruptura moderna entre naturaleza y cultura. Sin embargo, la obra de Pico desborda a esta en todos los sentidos, pues su originalidad no reside en la búsqueda que emprende de lo distintivo, lo digno y maravilloso que hay en el hombre, sino en lo que encuentra en la libertad; en el concepto moderno de libertad. Es decir, es el primer pensador que define al hombre en términos de libertad, aunque este concepto no llegue a ser especificado con el concepto de autonomía o emancipación.

Oratio de Hominis dignitate. [Opera omnia].

Pico se pregunta diversas cuestiones como, qué es lo que hace que Mercurio afirme: "¡Gran milagro, oh Asclepio, es el hombre!". A lo que este responde que la dignidad no radica del ser humano tanto en su altura ontológica- ya que hay seres superiores como los ángeles-, cuanto en el lugar central que ocupa la Creación, desde donde se puede admirar toda la obra:

«Concluido el trabajo, buscaba el Artífice alguien que apreciara el plan de tan grande obra, amara su hermosura, admirara su grandeza. Por ello, acabado ya todo (testigos Moisés y Timeo), pensó al fin crear al hombre» [Pico 1984: 104].

La dignidad del hombre no hay que buscarla en lo que es; en su esencia, sino en la capacidad de hacerse, en la posibilidad que tiene el ser humano de llegar a ser lo que quiera. Para Pico, la dignidad tiene su causa en Dios, creador de un ser extraordinario, por “indefinido”, capaz de devenir en lo que él mismo se propone. Veamos lo que nuestro autor pone en boca del propio Creador:



Detalle de la Capilla Sixtina. [Fresco de Miguel Ángel Buonarroti].

«No te dimos ningún puesto fijo, ni una faz propia, ni un oficio peculiar, ¡oh Adán!, para que el puesto, la imagen y los empleos que desees para ti, esos los tengas y poseas por tu propia decisión y elección. Para los demás, una naturaleza contraída dentro de ciertas leyes que les hemos prescrito. Tú, no sometido a cauces algunos angostos, te la definirás según tu arbitrio al que te entregué. Te coloqué en el centro del mundo, para que volvieras más cómodamente la vista a tu alrededor y miraras todo lo que hay en ese mundo. Ni celeste ni terrestre te hicimos, ni mortal ni inmortal, para que tú mismo, como modelador y escultor de ti mismo, más a tu gusto y honra, te forjes la forma que prefieras para ti. Podrás degenerar a lo inferior, con los brutos; podrás realzarte a la par de las cosas divinas, por tu misma decisión» [Pico 1984: 105].

Por tanto, el Oratio de hominis dignitate sella con broche de oro el pensamiento filosófico del Renacimiento, rescatando para todos los tiempos, los verdaderos y "abandonados" derechos del ser humano.

Bibliografía

Graven, W. G. (1984). Pico della Mirandola. Bolonia, Italia: Il Mulino.

Goñi Zubieta, C. (1996). Pico della Mirandola (1463-1494). Madrid, España: Ediciones del Orto.

miércoles, 18 de diciembre de 2019

Il destino di Angelo Poliziano e Pico della Mirandola

¡Bienvenidos!

Hoy quería introduciros al mundo de los Pódcast, pero os preguntaréis... ¿Qué son los Pódcast? Pues bien, se trata de una herramienta de la que nos valemos para distribuir archivos, generalmente, multimedia; es decir, audios o vídeos. Estos pueden ser de larga o corta duración y se distribuyen mediante un sistema de redifusión que, permite al oyente suscribirse al programa y además, descargar el audio o el vídeo para escucharlo de forma posterior a la emisión.

Como historiadores, es una herramienta a utilizar muy interesante, puesto que nos permite divulgar con rigor científico pero, adaptándonos, al público más variopinto.

Para que podáis cercioraros de la factibilidad de los Pódcast, os voy a dejar a continuación un enlace que os redirigirá al último trabajo que mi compañero Salva y yo hemos realizado. Este versa sobre la enigmática muerte de nuestros personajes (Angelo Poliziano y Pico della Mirandola) y su supuesta relación. Os animo a escucharlo puesto que su duración no alcanza apenas los tres minutos y así, conoceréis otra de las facetas de mi personaje, a través del oído, lo cual es agradable, cómodo y sencillo.


Alberti, Angelo Poliziano y Pico della Mirandola. [Fresco de Cosimo Rosselli].

                                            

Para nosotros ha sido muy divertido poder trabajar con esta herramienta, por ello, os la recomendamos encarecidamente.

Podéis encontrar más información sobre los Pódcast en Apoli, el Blog de Salva.

¡Espero que lo disfrutéis!

lunes, 9 de diciembre de 2019

Per cogliere una Margherita

La vida sentimental de Pico della Mirandola es, poco conocida y bastante difusa. Por lo que narran las fuentes, este parece que solo tuvo un único amor; un amor platónico, el cual, le costó su reputación. No obstante, no faltan textos que hablan sobre un posible romance entre Angelo Poliziano y este, una vez su amor por dicha mujer pereció.

En la primavera de 1486, Pico regresaba de Francia con el fin de declarar sus 900 tesis en Roma. No obstante, antes de que se produjese su llegada, realizó una breve estancia en Arezzo, donde cayó rendido bajo los encantos de una tal Margherita, que resultó ser la esposa de Giuliano Mariotto de’ Medici, pariente de Lorenzo el Magnífico.

Según el autor anónimo de la Crónica de la noble familia de Pico, la mujer, enamorada de él y sabiendo que este se dirigía a Roma, se acercó y le dijo:

"Continuo, si eres ese caballero que creo que eres, ¿me aceptarías en compañía hasta Roma?"


El rapto de Europa. [Pintura de Rubens].

Este conocido pasaje, deja entrever lo que pudo o no suceder pero, en cualquier caso, no se sabe si es o no del todo fiel. Lo que sí se tiene por seguro, es que ambos habrían acordado verse tras una misa, para así justificar la salida de Margherita. Sin embargo, dicha misa apenas duró una hora y su esposo, temiendo que algo pudiera haberle sucedido, dio la voz de alarma. A esto se le unió el hecho de que la criada que acompañaba a Margherita, dijera a Giuliano, de buena o mala fe, que su esposa había sido raptada. Este, hizo sonar las campanas de la ciudad y logró reunir a un séquito de guerreros, que lo acompañaron en su búsqueda.

Mientras tanto, Pico y Margherita habían llegado prácticamente a los arrabales de Arezzo, cuando, de repente, se encontraron con que la carretera por la que debían continuar su camino estaba cortada, por lo que no pudieron materializar su huida. Esto, derivó en un aturdidor enfrentamiento por parte de ambos bandos, pereciendo algunos de los hombres de Pico y sufriendo él mismo importantes heridas.
Finalmente, Pico fue apresado en la ciudad, donde posteriormente sería enviado a Florencia. Lorenzo de Medici, quien tenía que tomar parte en la contienda, decidió apartar a Pico del peligro. Este, una vez fue liberado, se refugió en Perugia, donde curó sus heridas durante año y medio, mientras esperaba que el escándalo cesase.

Lo que nunca imaginó, es que dicho escándalo iba a convertirse en una mancha de la que todo el mundo hablaría. Incluso, su cuñada, Costanza Bentivoglio, mencionó que Doña Margherita, quiso en todo momento ser raptada. Lo que dio lugar a una inmensa multitud de habladurías.


El rapto de Perséfone. [Pintura de Luca Giordano].

Del mismo modo, hubo también quienes los defendieron. Este fue el caso de Marsilio Ficino, quien publicó en dos variantes el Apologus de raptu Margarite nymphe ab heroe Pico, donde recordó de modo conciso y penetrante, que su amigo era un “héroe genial”, pues este era hijo de Mercurio y Venus, mientras que Margherita era una ninfa hija de Venus y Apolo. Además, Ficino, recurrió al Evangelio, en donde se decía que a Marta (Margherita) le aguardaba el reino de los cielos.

Finalmente y como bien recordaría Ficino en su obra, “los demonios malvados de Marte, a pesar de la justicia divina, separaron con violencia a la ninfa del héroe, e injustamente la devolvieron al marido. La plebe, que ignora la ley divina, aprueba la crueldad de Marte y desaprueba la magnanimidad del héroe”

Bibliografía

Batkin, L. M. (1990). Gli umanisti italiani. Stile di vita e di pensiero. Roma, Italia: Bari, Laterza.